El ácido hipocloroso, aunque suene técnico, es una molécula natural producida por nuestros glóbulos blancos para combatir bacterias, calmar irritaciones y acelerar la recuperación de la piel. En cosmética, este ingrediente se ha convertido en un aliado poderoso gracias a su capacidad para limpiar sin agredir, y calmar sin resecar. Marcas como Tower 28 lo han transformado en el eje central de productos de culto, como su spray facial SOS Daily Rescue, que se posiciona como uno de los favoritos por su acción rápida y eficaz.
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Su gran diferencial es la versatilidad: puede usarse después del entrenamiento, durante un brote de acné, sobre piel sensibilizada o simplemente como un refrescante diario. Es ideal para todo tipo de piel, incluso las más reactivas, y se integra fácilmente en cualquier rutina, ya que no interfiere con otros productos. Su uso constante ayuda a restaurar la barrera cutánea y a prevenir brotes, en especial en entornos urbanos donde la contaminación impacta la salud de la piel.
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Además, se destaca por su minimalismo efectivo: sin fragancias, sin alcohol, sin ingredientes agresivos. Una opción especialmente atractiva en el auge del “skincare intuitivo”, donde menos es más y se prioriza lo funcional por sobre lo complejo. Las usuarias reportan sensación inmediata de alivio, menos enrojecimiento y una piel más equilibrada, sin sensación pegajosa ni oleosa.
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En un contexto donde el cuidado de la piel se vuelve cada vez más holístico, el ácido hipocloroso encuentra su lugar como puente entre ciencia y bienestar. Más allá de su acción tópica, representa una nueva manera de pensar el cuidado facial: enfocada en fortalecer desde adentro, con herramientas naturales, accesibles y sin complicaciones.