La amistad suele ser refugio, compañía y un espacio de confianza. Pero no siempre los vínculos nos hacen bien: a veces se transforman en algo que genera cansancio, tensión o inseguridad. Reconocer una amistad tóxica es clave para recuperar la tranquilidad emocional y empezar a priorizar relaciones más sanas.Existen señales claras que muestran cuando una amistad se vuelve dañina. La negatividad constante, el drama innecesario o la falta de respeto por tus límites son algunos de los síntomas más comunes.
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También aparecen actitudes como la manipulación, los celos o el esfuerzo unilateral: cuando sos siempre vos quien sostiene la relación. Uno de los indicadores más fuertes es el gaslighting, esa forma de manipulación en la que te hacen sentir confundido, inseguro o culpable sin razón. A esto se suma la ausencia de apoyo en momentos clave, que deja en evidencia la falta de empatía y el desinterés por tu bienestar real.
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Detectar estas actitudes no significa cortar de inmediato todos los lazos, pero sí repensar cuánto espacio querés darle a esa persona en tu vida. Priorizar tu salud emocional es un acto de autocuidado, y rodearte de vínculos genuinos es la mejor forma de construir amistades que realmente nutran.

