Con cada comienzo de año, llega la lista de resoluciones: comer más sano, hacer ejercicio, ahorrar, leer más… La motivación inicial es intensa, pero para febrero, muchas de esas metas quedan abandonadas. ¿Por qué? Muchas veces, porque las planteamos desde un lugar de exigencia irreal y perfeccionismo. Pero hay un enfoque más amable y sostenible: la regla del 50%.
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La idea es simple, pero revolucionaria: no intentes darlo todo desde el día uno. En lugar de proponerte metas que requieren un 100% de compromiso, enfocate en hacer la mitad. Si tu resolución es ejercitarte todos los días, empezá con tres veces por semana. Si querés dejar el azúcar, reducilo gradualmente en lugar de eliminarlo de golpe. La clave está en quitarte la presión y permitirte avanzar de manera realista.
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La regla del 50% no solo alivia la sensación de fracaso, sino que también te da espacio para disfrutar del proceso. ¿Por qué funciona? Porque está diseñada para adaptarse a la vida real, donde hay días buenos y días malos, y donde es más importante la consistencia que la perfección. Poco a poco, lo que empezaste haciendo “a medias” se convierte en un hábito que podés sostener sin esfuerzo.
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A veces, menos es más. Y con esta regla, aprendés que cumplir tus metas no tiene que ser una lucha constante. Se trata de encontrar un ritmo que funcione para vos, de aceptar que avanzar, aunque sea al 50%, sigue siendo avanzar.