Decidir dejar el alcohol ya no suena como sacrificio: suena como glow-up. En TikTok, se viralizó la idea de que, si te bajás de la bebida, tu piel se aclara, tus cachetes se marcan y “tu cara se ve más levantada”. Esa promesa de “sober glow” convoca a mucha gente joven que busca sentirse bien por dentro y por fuera.
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Pero ojo: el camino no es tan lineal como los videos lo muestran. A los meses de estar sobrio muchas personas reportan que, aunque duermen mejor y tienen más energía, la confianza en la estética se pone a prueba. Esos días en los que no vas a eventos, dejás de “arreglarte para salir”, y te encontrás enfrentando inseguridades que antes tapabas con maquillaje, alcohol o ambientes sociales cargados.
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Además, algunos efectos deseados —ojos más claros, piel luminosa— se ven opacados cuando aparecen nuevos reemplazos: postres, azúcar, expectativas sociales. Y sin la “capa” de socialización que venías usando antes, pasar del alcohol a la sobriedad puede sentirse expuesto, raro, incluso menos cool.
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El glow sobrio no es mentira, pero tampoco es filtro automático. Es un proceso que implica reflexionar quién sos sin lo que tomabas, reconectarte con vos y con tu estética real. No tiene que ver con ser perfecta, sino con estar presente. Mucha gente lo está intentando, los que lo logran dicen que la parte más poderosa es encontrar espacios donde “sentirse cool” no dependa de tener copas en la mano.