En lo más recóndito de la Tierra, donde el magma hierve y la energía se acumula durante milenios, surge una potencia que rompe la superficie para recordarnos nuestro vínculo con el planeta. Terre d’Hermès captura ese instante: el fuego subterráneo que asciende, la roca volcánica que conserva su calor, y la esencia que nos conecta con lo más elemental de nuestra naturaleza.
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La fragancia mezcla notas de bergamota fresca, madera quemada y roca de lava volcánica, creando un acorde que despierta todos los sentidos. Entre el café y el regaliz profundo, se construye un paisaje olfativo que transporta a cañones, arenas cálidas y acantilados de piedra. Es un perfume que no se lleva, se habita.
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Este recorrido no es solo geográfico, sino interior. El portador se convierte en fuerza libre, fundiéndose con el calor del desierto y la intensidad volcánica. Es la historia de un vínculo atávico donde la energía de la Tierra y la del hombre laten al mismo ritmo.
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El frasco, lacado en rojo tostado y diseñado por Philippe Mouquet, es una pieza que refleja esa potencia. Con su “H” incandescente en la base, su tapón negro mate y materiales reciclables, es tanto un gesto de diseño como una declaración de respeto por lo que nos da la Tierra.