En un mundo hiperconectado donde el rechazo online duele más que antes, la “fawn response” —esa urgencia automática de agradar para sentirnos seguros— está resurgiendo como una especie de cuarto mecanismo de supervivencia, junto al tradicional luchar, huir o congelarse.
.
La Gen Z, que nació y creció con la validación virtual al alcance de un clic —likes, mensajes, vistos sin respuesta— amplificó esta urgencia de pertenencia, convirtiendo la dependencia del “¿me respondés?” o “¿viste mi historia?” en la nueva norma emocional. erosiona nuestra autonomía emocional: “No estás enojado conmigo?” ya no es una pregunta aislada, sino una señal de alivio temporal, un parche afectivo que puede desgastar nuestras relaciones


Afortunadamente, el fawning no es un rasgo inmutable. Identificarlo es el primer paso. Pausar antes de reaccionar, respirar y distinguir entre lo que realmente sentimos y lo que surge del miedo permiten romper ese loop emocional. Jesús la llama “una superprotección que ya no necesitamos”.
..
Hoy, mientras la ansiedad de aprobación se anestesia con notificaciones constantes, esta reacción se naturaliza. Cuestionarla, ponerle límites y escuchar lo que nos pasa realmente—sin buscar likes—es un ejercicio revolucionario. En ese espacio, empezamos a recuperar nuestra voz.